Fondo

lunes, 19 de octubre de 2020

“Everything here is beautiful” by Mira T. Lee

 


Y tanto hablamos del amor de pareja que se nos olvida que existe otro tipo de amor que también es importante y afecta nuestras vidas: el fraternal.

No sé si le pase a usted estimado lector, pero a mí que me tocó ser la hermana mayor, me sucede que a veces me tomo demasiado en serio ese papel y sobreprotejo a mi hermana menor, juzgando sus decisiones sólo porque no son totalmente de mi agrado alegando que quiero “lo mejor” para ella… pero finalmente ¿Qué es “lo mejor”?, ¿”Lo mejor” para quién? ¿Para ella o para mí? ¡Aaaah, tanta subjetividad que entra en juego y que causa demasiados conflictos al no aceptar que los hermanos menores crecen, y que son independientes y capaces de hacerse responsables de sus propias decisiones!

Miranda y Lucía eran dos hermanas de origen chino que vivían en Estados Unidos. Su mamá había viajado a ese país después de la muerte de su esposo cuando Miranda tenía apenas 7 años y Lucía estaba a punto de nacer. Los primeros años en tierras americanas los vivieron en un cuarto en la casa de un pariente lejano y malhumorado en el estado de Tennessee. Posteriormente, se cambiaron a vivir a New Jersey donde su mamá consiguió un trabajo y pudieron comprar una mejor casa para ellas 3.

Miranda y Lucía eran totalmente opuestas. Lucía era de espíritu libre. Estudió periodismo, aunque se tomó algún tiempo mientras realizaba sus estudios para viajar a diferentes países de América del sur para ser voluntaria o dar clases de inglés, sin importar que las condiciones de vida fueran precarias. Por el contrario, Miranda enfocó sus estudios a temas de administración y finanzas y le gustaba tener una vida estructurada y un trabajo godín. Por tal razón, a nadie le sorprendió cuando Lucía anunció que se casaría con Yonah, quien era de origen ruso, judío, divorciado y dueño de una tienda de alimentos saludables en Nueva York.

La mamá de Miranda y Lucía desafortunadamente no pudo ser testigo de tal enlace ya que pocas semanas antes de la boda, murió de cáncer. Miranda entonces tomó su rol de hermana mayor con más seriedad ya que a partir de esa fecha sólo serían ella y Lucía.

Todo iba viento en popa, hasta que Lucía comenzó a portarse de manera extraña. Se salía de su casa a lugares no tan cercanos, como Long Island sólo porque se le había antojado nadar. Un día, Yonah le llamó a Miranda para decirle que le habían hablado de un hospital para avisarle que habían encontrado a Lucía en medio de la calle diciendo y haciendo cosas incoherentes. Lo que se le había olvidado a Lucía comentarle a su entonces marido, es que no era la primera vez que esto le sucedía. Años atrás había sufrido también de una crisis similar, y le habían diagnosticado una enfermedad mental que bajo medicamento, podría ser controlada. Después de ese episodio, comenzó a presionar a Yonah diciéndole que quería tener un hijo y que quería cambiar de ambiente, por lo que al no encontrar una respuesta favorable de su parte, decidió dejarlo e irse a vivir a un pueblo en el condado de Westchester, NY.

Por su parte, Miranda había conocido a un urólogo suizo divorciado con el que iniciaría una relación formal, trayendo con ello estabilidad en casi todos los aspectos de su vida. Sin embargo, Lucía continuaba siendo la piedra en su zapato, ya que sabía que mentalmente era inestable y que al ser ella su única familia, no podía desentenderse totalmente de su existencia, aunque eso implicara sacrificar tiempo, paz mental y hasta decisiones importantes en su porvenir.

¡Híjole! ¡Qué fuerte historia! Como mencionaba, como hermanos mayores muchas veces cargamos con responsabilidades que, o no nos competen, o que solitos nos las adjudicamos por ese papel que a veces sentimos que debemos tomar en la vida de nuestros hermanos menores, sin embargo, cada quien es dueño de su propio destino, y debemos aprender que en muchas ocasiones, sólo nos tocará ser meros espectadores de la vida de las personas que más amamos…

Mi calificación subjetiva:



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