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sábado, 29 de agosto de 2020

“Trilogía del Baztán” por Dolores Redondo

 

Esta trilogía la conocí gracias a sus versiones cinematrográficas disponibles en NETFLIX. En realidad, vi la primera y la segunda película hasta que me enteré que las historias estaban basadas en una serie de libros, por lo cual decidí comprarlos (Vía Kindle como lo he hecho últimamente jeje).

Los libros hagan de cuenta que son como la versión de CSI: Navarra, mezclados con las leyendas del lugar.

Amaia Salazar es inspectora de la Policía Foral de Navarra y aunque es relativamente joven, ha podido ascender en el escalafón, debido a sus habilidades y aptitudes que le permitieron participar en un programa de intercambio de policías con el FBI en Quantico Virginia, donde pudo aprender sobre la creación y análisis de perfiles criminales. Estaba casada con James, quien era un artista plástico estadounidense y con el que vivía en un piso amplio en el centro de Pamplona. Los últimos meses su relación se encontraba un poco tensa debido a que estaban tratando sin éxito en formar una familia, por lo que estaban pensando en buscar ayuda especializada mediante una clínica de fertilidad.

En esos menesteres se encontraba Amaia cuando fue elegida para encabezar una investigación sobre una serie de asesinatos de jovencitas en la región del río Baztán, cerca de la población de Elizondo. Las chicas fueron halladas desnudas, con el pelo peinado, con el pubis rasurado y sobre él un dulce de la región denominado TXANTXIGORRI. Amaia fue elegida, primero, por su experiencia en la creación de perfiles criminales, y segundo, debido a que ella era oriunda del lugar, lo cual le permitiría tener un mejor acercamiento con la gente lo cual les podría ayudar en la investigación.

Aunque Elizondo se encuentra relativamente cerca de Pamplona, Amaia decidió mudarse temporalmente en el pueblo, y hospedarse en casa de su tía Engrasi, con quien vivió desde que tenía 9 años y a quien consideraba como su mamá.

Amaia tenía 2 hermanas: Flora y Ros, quienes trabajaban en el negocio familiar “Mantecadas Salazar” donde entre otros postres, elaboraban los famosos TXANXTIGORRIS.

El retorno de Amaia a Elizondo le trajo recuerdos agridulces ya que sus primeros años de vida fueron muy duros. Vivía con sus papás y sus dos hermanas como cualquier otra familia, sin embargo, su mamá no la quería y amenazaba todas las noches con matarla… hasta que un día casi lo logra. El diagnóstico oficial de Rosario, la mamá de Amaia, era que padecía esquizofrenia y otros trastornos mentales, pero Amaia sabía que había algo “obscuro” detrás de su comportamiento.

Durante los tres libros, Amaia tiene que resolver asesinatos aparentemente no conectados pero cuyo origen está ligado a las costumbres, tradiciones y leyendas de la región, lo cual le da un toque místico a la historia, sin olvidar el lado criminalístico con las pruebas, autopsias, análisis de evidencias, etc. Y si a eso le añadimos que Amaia además debe solucionar “issues” familiares, de pareja y laborales, la historia se vuelve más interesante.

La trilogía es buena, ese toque mágico/místico creo que la hace muy original. Me gustó más el primer libro, porque creo que después la historia se fue enredando un poco y de hecho todavía me queda una que otra duda jajaja.

Las películas son muy apegadas a los libros, por si quiere verlas en vez de leerlos.

Mi calificación subjetiva:



miércoles, 5 de agosto de 2020

“To kill a mockingbird” by Harper Lee



 Yo sé que no tengo perdón de Dios al no haber leído este libro antes, pero como lo he mencionado en otras publicaciones, no hay una secuencia lógica en la elección de mis lecturas y en esta ocasión tuve la oportunidad de leerlo gracias a que forma parte del acervo de mi bookdealer Anahí 🙂

La historia se cuenta desde la perspectiva de Jean Louise mejor conocida como Scout, una niña de 6 años que vivía con su hermano Jem de 10 años y con su papá Atticus en un pueblo en Alabama, en los años de la “Gran Depresión”. Atticus era viudo y además ejercía como abogado penal, por lo que aunque la mayor parte del tiempo estaba ocupado trabajando, trataba de no descuidar a sus hijos y de darles lecciones de vida.

Un verano, conocieron ella y Jem al sobrino de su vecina, quien pasaría las vacaciones con su tía. El apodo del niño era Dill, y con él, se dedicaron a investigar el misterio de “Boo” Radley, quien era su vecino y se contaba que llevaba años sin salir de su casa, lo cual hizo que idearan planes para tratar de verlo o hacer algo para que saliera.

Lo hermoso de ser niños, es que las vacaciones podrían dedicarlas a esa clase de aventuras banales, sin darse cuenta de los acontecimientos que conmocionarían a su comunidad.

En ese entonces, Atticus estaba en medio de un juicio que estaba a punto de llevarse a cabo en contra de Tom Robinson, un joven afroamericano quien había sido acusado de violar a una joven blanca llamada Mayella Ewell. Atticus estaba convencido de la inocencia de Tom, por lo que estaba trabajando en reunir todas las evidencias para probarlo. Sin embargo, la gente lo llamaba despectivamente “nigga-lover” por haber aceptado defender a alguien de “su calaña”, aún cuando todos en el pueblo sabían que los Ewell era una familia no muy confiable y cuyo lema era realizar todo con el “mínimo esfuerzo”. Pero eran “blancos” y por lo tanto sus argumentos eran más creíbles aún cuando la evidencias demostraban lo contrario.

Jem y Scout, aún en contra de la voluntad de su padre, estuvieron presentes en el juicio, y aunque había cosas que no entendían, se dieron cuenta de lo “parcial” que podría llegar a ser la justicia dependiendo del color de la piel del acusado…

Desde que el libro se escribió, algunas cosas han mejorado. Las personas de “color” han demostrado que son exitosas en muchos rubros: la música, el deporte, la actuación, entre otros. Barack Obama hizo historia al ser electo como el primer presidente afroamericano del país más poderoso del planeta y aún así, uno lee esta historia y no parece ser que hayan pasado 60 años desde que se escribió. No hace mucho, el caso de George Floyd, el cual fue asesinado por un policía mientras estaba siendo arrestado, causó indignación en todo el mundo, debido a que el color de piel continúa siendo un diferenciador en la impartición de justicia. Está en nosotros tratar de cambiar la historia, de manera que cuando leamos este tipo de libros, lo veamos como algo ficticio y no como el reflejo de una realidad que no ha cambiado a lo largo del tiempo…

Mi calificación subjetiva:



martes, 4 de agosto de 2020

“Brooklyn” por Colm Tóibín

 


Este título lo tengo desde hace tiempo en mi lista de películas por ver en Netflix, y ya sabe cómo es esto de la procrastinación que hace que lo “dejemos para luego”, aunque en este caso fue bueno ya que este libro fue uno de los que mi “Book dealer” Anahí me prestó, así que preferí primero leerlo (y por cierto apenas me enteré que la adaptación cinematográfica obtuvo 3 nominaciones al Oscar, entre ellas a “Mejor Película”, y yo ni en cuenta).

Eilis es una chica de origen humilde que vivía en un pueblo de Irlanda con su hermana mayor Rose y su mamá, allá por la década de los 50. Eilis era muy buena en matemáticas y tomaba cursos de contabilidad esperando encontrar con ello un trabajo que ayudara a la manutención de su casa, ya que Rose era quien solventaba la mayoría de los gastos.

A Rose le gustaba practicar golf en su tiempo libre, y gracias a ello pudo conocer y hacer “migas” con gente de toda índole. Una de esas personas que conoció se trataba del padre Flood, quien se encontraba de visita en Irlanda ya que la parroquia en la que oficiaba se ubicaba en Brooklyn. Cuando Rose le contó sobre las habilidades de Eilis, el padre Flood le propuso que se fuera a vivir a Estados Unidos, ya que podía encontrar mejores oportunidades laborales.

Eilis aunque al principio estaba un poco reacia a irse, decidió emprender el viaje al otro lado del charco. Cuando llegó a Brooklyn, se hospedó en una casa propiedad de una señora irlandesa quien rentaba habitaciones a señoritas oriundas de ese país. Gracias a la influencia del padre Flood, Eilis consiguió un trabajo en un gran almacén como vendedora, y por las noches estudiaba para certificarse como “contable”.

Aunque al principio le dio el “síndrome del Jamaicón” y extrañaba su casa y a su familia, poco a poco fue entrando a una rutina que le permitió adaptarse, hasta el punto de conocer a un “galancillo” de origen italiano. Sin embargo, el recuerdo de su país seguía latente en todo lo que hacía…

La historia es hasta cierto punto bastante simple y el libro se lee muy rápido. Me gustó al principio ya que me imaginé como una versión Neoyorkina de “Velvet”, ya que Eilis trabajaba en un almacén e intentaba acoplar su vida “pueblerina” a una gran ciudad con todos los vicios y virtudes que ello implicaba. Pero el final me quedó a deber. Hasta pensé: ¿no se le habrán caído unas hojas al libro? Con 1 ó 2 hubieran sido suficientes. Aunque para mi consuelo, dice Anahí que vea la película porque en ella se reivindica la historia, así que eso haré y le contaré mi impresión por Instagram.

Mi calificación subjetiva: