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miércoles, 1 de julio de 2020

“El ruiseñor” por Kristin Hannah

 


Ahora entiendo la insistencia de Anahí para que leyera este libro, y es que acorde a mi estadística subjetiva,  creo que  por cada 3 libros malos hay uno bueno, por lo que poder leer esta obra que me conmovió bastante, es como encontrar un oasis en el desierto de los libros mediocres.

Muchas historias se han escrito sobre la Segunda Guerra Mundial y muchas más se escribirán, pero creo que en este tiempo apocalíptico que estamos viviendo, se nos olvida que la humanidad ya ha pasado por situaciones bastante complejas donde se perdieron muchas vidas y donde el panorama era también desolador. A diferencia de los conflictos bélicos, el enemigo actual sabemos que es invisible y que aún con tantos avances científicos y tecnológicos no se ha podido encontrar una cura, pero también leyendo libros con esta temática, podemos poner en perspectiva mucho de lo que estamos viviendo, porque si bien no hay mucha certeza de por qué algunas personas no presentan síntomas y otras desafortunadamente fallecen, al menos sabemos que hay formas de mitigar el riesgo permaneciendo lo más que se pueda en casa, por lo que para aquellos afortunados que pueden continuar trabajando desde su hogar su única preocupación es encontrar una serie o algún hobby para que el encierro no sea tan tedioso, lo cual contrasta con la situación que se presentaba durante las guerras,  donde sufrían de racionamiento de comida, víveres, y no sabían si al día siguiente iban a despertar gracias a un bombardeo nocturno… En fin, después de mi reflexión apocalíptica, sígame para que le cuente el porqué me gustó tanto este libro.

Corría el año de 1939. Vianne vivía con su esposo Antoine y su hija Sophie en un pueblo idílico francés llamado Carriveau. Su vida aunque sencilla, era estable y feliz. Sin embargo, Antoine como muchos de los hombres de esa época, fue llamado a la guerra, cuestión que obviamente la sacó de balance sobre todo porque dependía mucho de su esposo ya que él era el que tomaba las decisiones importantes de la familia.

Su hermana menor Isabelle, se encontraba estudiando en un internado. Siempre había sido muy rebelde y había sido expulsada de muchas escuelas por su carácter, y en esta ocasión, no fue la excepción. Estaba harta de estudiar cosas tan triviales como aprender buenos modales o consejos de cómo ser una buena anfitriona cuando el mundo estaba a punto de colapsar por la Guerra. Pero, sabía que no podía regresar con su papá ya que ella pensaba que no la quería y que por esa razón siempre la mantenía alejada de él, por lo que decidió irse con su hermana. La cuestión es que todos los caminos estaban abarrotados de personas que trataban de huir de las grandes ciudades hacia el campo debido a la invasión alemana, por lo que el uso de vehículos era prácticamente imposible debido al numeroso grupo de personas que invadía las carreteras. Por tal razón, tuvo que caminar kilómetros y kilómetros, mientras que veía cómo la gente se desvanecía al lado del camino por cansancio, hambre o sed y muchos no lograban sobrevivir. En ese trajinar conoció a Gaëtan, quien aparentemente era un vagabundo, pero que después descubriría era un rebelde que trataba de luchar por su cuenta en contra de los invasores y del mismo ejército francés que se había sometido ante la voluntad alemana. Gracias a él, pudo llegar a la casa de su hermana sana y salva ya que la guió por caminos poco conocidos que hizo que el recorrido fuera más rápido.

La llegada de Isabelle a la casa de su hermana, no fue  muy bien recibido por Vianne, ya que ellas dos nunca se habían llevado muy bien debido a su personalidad completamente opuesta. Isabelle tenía un carácter muy explosivo y era impulsiva, mientras que Vianne era demasiado cautelosa e insegura en su actuar.

El pueblito tranquilo e idílico poco a poco se fue transformando con la llegada de los alemanes. La comida y los víveres comenzaron a escasear, y el control del gobierno fue tomado por los nazis. Pa’ colmo de males, un capitán alemán se presentó en el hogar de Vianne para decirle que a partir de ese día, iba a vivir en su casa, ya que su ubicación era estratégica al encontrarse cerca del aeródromo, por lo que aparte de todos los problemas, ahora le tocaba vivir con el enemigo.

Así, cada hermana es obligada por las circunstancias y por su misma naturaleza, a sobrevivir esos años bélicos luchando cada una desde su trinchera, demostrando que a veces ser fuerte es la única opción…

¡Me encantó! En verdad, léanlo, me dejó un vacío en el pecho y muchas ganas de llorar, pero también mucha esperanza sobre la humanidad y el impacto que tienen nuestras acciones hacia los demás.

Mi calificación subjetiva:



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