Fondo

lunes, 24 de febrero de 2020

“El tatuador de Auschwitz” por Heather Morris



Pareciera que está de moda que los libros contengan dentro de su título el nombre del terrible campo de concentración nazi para llamar la atención de los lectores (y claro que lo logran), pero de eso a que la historia te atrape… pues hay un gran trecho.

Este libro narra la historia de Lale, un judío originario de Eslovaquia quien durante la segunda guerra mundial se ofrece como voluntario para trabajar con los nazis, creyendo que con eso iban a dejar a su familia en paz, sin saber el horror que le esperaba en los campos de concentración.

Por una serie de eventos afortunados, logra librar el trabajo arduo en el campamento para convertirse en ayudante de Tatowierer o tatuador.  Este trabajo, así como su conocimiento de más de cuatro idiomas, le permitió contar con algunos privilegios como tener un cuarto para él solo, libertad para moverse entre los bloques, etc. También le permitió tener una buena relación con miembros del ejército Nazi, que le ayudarían a sobrevivir durante el tiempo que estuvo recluido.

Al ser tatuador, su trabajo consistía en marcar a los nuevos presos con un número para poder ser identificados, de esta manera, conoció a Gita, una muchacha judía quien también era eslovaca y de quien terminó enamorado.

La movilidad entre las diferentes zonas que conformaban el campo de concentración le permitió hacerse de información privilegiada y poderla usar a su favor, por ejemplo, conoció a un grupo de mujeres quienes se encargaban de buscar entre las pertenencias de los recién llegados, objetos de valor; ellas le confesaron que era tanto lo que encontraban que los alemanes no se daban cuenta si faltaba alguna joya o dinero del botín obtenido. Asimismo, se hizo amigo de trabajadores que vivían en localidades cercanas y que eran contratados para construir las famosas y crueles cámaras de gas. Con las joyas u objetos de valor que las mujeres le proporcionaban, podía conseguir del exterior mercancías como comida, chocolates, entre otros. Este contrabando le ayudó a “sobornar” a la encargada del bloque donde Gita se localizaba y así poder entablar una relación con ella de manera clandestina.

Y así transcurre la historia con puntos críticos que ponen en peligro su vida, pero del que logra salir avante y salvarse por un “pelo” de rana.

Esta es la historia que el mismo Lale Solokov cuenta a la autora del libro para que ella pueda plasmarla por escrito, sin embargo, nomás no me atrapó… y vaya que las historias de Auschwitz siempre son estremecedoras… pero siento que le faltó un no sé qué, que qué sé yo.

Mi calificación subjetiva:



martes, 18 de febrero de 2020

“El Club de la Buena Estrella” por Amy Tan




Este libro lo leí cuando estaba en la Universidad, o sea hace apenas algunos añitos… casi 20 (OMG!), y la verdad me encantó; también vi por esa época la película basada en el libro (que obviamente nunca se comparará con éste). Y aún así después de taaantos años, ha sido todo un deleite volverlo a leer.

Nuevamente las relaciones interpersonales y su complejidad se manifiestan ahora en esta obra, y es que no sé si usted opine lo mismo mi estimado lector, pero la relación madre/hija siempre es más complicada que entre madre/hijo, puede ser porque se aplique el principio de “los polos iguales se repelen” o que como mamá esperemos ver nuestros sueños frustrados vueltos realidad a través de nuestras hijas… vaya a usted a saber.

El Club de la Buena Estrella se autodenominaba un grupo de mujeres oriundas de China que residían en San Francisco, California. Con frecuencia se reunían a cenar, jugar mahjong y a ponerse al corriente con sus vidas, en pocas palabras, a echar el chal. Esta última sesión era bastante significativa ya que Suyuan Woo, a quien se le había ocurrido la idea de conformar el club, había fallecido recientemente, por lo que se le extendió la invitación a su hija June para que ocupara su lugar. June se presentó a la reunión un tanto temerosa, porque si bien sabía de la existencia de las tertulias, en su cabeza tenía la idea que sus “tías” y su mamá conformaban un tipo de secta como el Ku Klux Klan jajajaja, aunque la verdad era otra: los matrimonios, porque también los esposos acudían, leían la minuta de la reunión anterior donde agradecían la cena o los platillos preparados por la anfitriona y discutían sobre el comportamiento de las inversiones de sus recursos, ya que anteriormente apostaban dinero cuando jugaban al mahjong, pero cuando se dieron cuenta que ganaban siempre los mismos, decidieron ese dinero mejor invertirlo en valores, por lo que uno de los puntos a tratar era conocer si habían obtenido ganancias o pérdidas con las decisiones que habían tomado.

June ya instalada en la esquina que le correspondía y lista para jugar, se dio cuenta que el mahjong era puuuro pretexto para que las tías comentaran sobre los triunfos o fracasos de sus hijos, así que aprovechando la ocasión, le comentaron que el principal motivo para invitarla a la reunión era para contarle sobre el descubrimiento reciente que habían hecho y que involucraba a su mamá. Resulta que Suyuan se había casado cuando vivía en China y además había tenido a unas gemelas, sin embargo y debido a la invasión japonesa, tuvo que huir sólo con unas cuantas pertenencias y sus bebés a cuestas, ya que su marido al ser militar, se encontraba en otro lugar ocupándose de asuntos oficiales. Cuando las piernas y el cansancio ya no le daban para más, decidió dejar a sus hijas junto con una carta y algo de dinero, donde explicaba que cuando las cosas mejoraran, llevaran a las niñas a determinada dirección, esperando así que alguien las encontrara y las cuidara en lo que ella buscaba ayuda. Sin embargo, desfalleció en el camino y fue llevada al hospital. Ahí se enteró que su esposo estaba muerto, y cuando se recuperó e intentó buscar a sus hijas, no las encontró. Peeero, siempre tuvo la esperanza de hallarlas, por lo que aunque se hubiese casado nuevamente y emigrado a Estados Unidos, mantenía contacto con personas en China tratando de hallar a las gemelas. La buena noticia es que por fin las encontraron. La mala, es que Suyuan nunca se enteró de ello, ya que la carta donde le notificaban la buena nueva llegó después que ella había fallecido. Así que todo el Club de la Buena Estrella había reunido sus ahorros para que June viajara a China a conocer a sus hermanas y poder contarles sobre su mamá.

June estaba en shock, primero por la noticia de sus hermanas, y segundo porque ¿qué les iba a contar sobre su mamá? ¿realmente llegó a conocerla? Siempre se había considerado una hija rebelde, porque aunque su mamá tenía altas expectativas sobre lo que podía alcanzar en su vida, pareciera que ella se empeñaba sólo por contradecirla, en convertirse en una mediocre profesional…

Así, el libro narra la historia de las 4 mujeres originarias de China y de su vida antes de migrar hacia Estados Unidos, y se intercala con el relato de sus hijas quienes al haber nacido en territorio americano, crecen con un contraste cultural que a veces les es difícil asimilar.

Esta obra definitivamente es una joya, ya que como mencionaba al principio, si de por sí la relación mamá/hija es difícil, ahora añádale el choque oriente/occidente para hacer más compleja la ecuación…

Es un libro que me gusta mucho, y creo que deja como enseñanza que si bien como seres humanos evolucionamos (en la mayoría de los casos), nuestro origen, nuestras tradiciones, nuestras bases, siempre estarán presentes en nuestras vidas y en las decisiones que tomamos… para bien o para mal.

Mi calificación subjetiva:



lunes, 10 de febrero de 2020

“Recipe for a perfect wife” by Karma Brown

 


Antes que nada ¡Feliz año nuevo! Jajajaja, ya estamos casi en el 2021 y yo apenas felicitándolo… una disculpa, pero me tomó tiempo retomar mi inspiración “reseñil”… pero ya estoy aquí, así que ¡a darle que es mole de olla!

Ya sé que es el mes del amortss y la amistad, y no quiero arruinarle el mood cursi, pero ¡ah! las relaciones interpersonales son taaaan complejas, y es que si entre familiares donde supuestamente nos une la sangre nos es difícil a veces la relación, ahora imagínese entre dos personas que tienen puntos de vista diferentes, fueron educados de forma muy distinta  y que tratan de vivir juntos… eso puede volverse un infierno.

Alice y Nat son una pareja de jóvenes esposos que deciden mudarse de casa a los suburbios en NY.  Ella trabajaba en Relaciones Públicas en una editorial, y recientemente acababa de renunciar a su trabajo para dedicarse a escribir una novela (jajaja como yo, que sigo haciéndome pato). Nat es actuario y trabaja en Manhattan por lo que, a pesar de la distancia, continuará con su trabajo actual aunque eso implique el traslado diario hacia la isla.

Alice después de tener una vida agitada, entra un poco en shock ante esta nueva etapa que implica ser ama de casa de tiempo completo, tratar de hacer habitable el inmueble y vivir en un pueblo donde no pasa absolutamente nada.

La casa donde se mudaron data de los años 40, por lo que necesita muchos arreglos y una que otra remodelación. En esos tejes y manejes, Alice encuentra en el sótano unas cajas que contenían revistas de los años 50, así como un recetario al que decide darle un vistazo y ¿por qué no? intentar una que otra de las recetas que ahí se encuentran.

Los anteriores inquilinos de esa casa eran también una pareja: Nellie y Richard. Ellos se casaron en los años 50 y aparentemente todo era miel sobre hojuelas, hasta que Nellie sufre de un aborto espontáneo y con ello, se da cuenta del monstruo que tenía por marido, ya que Richard comienza a serle infiel y cuando no está de humor, incluso llega a golpearla.

Nellie encuentra consuelo en su jardín, donde pasa mucha parte del día sembrando, cuidando, y en su caso, cosechando. Otro de sus hobbies es preparar platillos siguiendo las instrucciones del recetario que le dejó su mamá (exacto, el mismo que encontró Alice en el sótano).

El libro entonces contrasta la historia de los dos matrimonios situados en diferentes épocas pero habitando la misma casa. En los relatos de Nellie se incluye al principio la receta de algún platillo, mientras que cuando se narra la historia de Alice se incorpora el fragmento de algún libro o manual que contenía consejos sobre cómo ser una buena esposa y que datan de principios del siglo pasado, y aunque suenan cursis o machistas, muchos se siguen aplicando.

El meollo de todo este asunto es que aunque las historias están separadas por más de medio siglo, los problemas parecen ser los mismos: falta de comunicación, diferentes puntos de vista, mentiras y un GRAN ETCÉTERA.

Me gustó el libro, está interesante ver que aunque la época cambie y aunque las relaciones ahora se basen en hacer “match” a través de apps, o dar “Me gusta”, “Me encanta”, etc. la esencia y complejidad sigue siendo la MISMA.

Mi calificación subjetiva: