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domingo, 22 de marzo de 2020

“Muchas vidas, muchos maestros” por Brian Weiss

 


He de confesar que la primera vez que escuché el nombre de Brian Weiss fue en una estrofa de la canción “No creo” de Shakira: “No creo en Jean Paul Sartre, no creo en Brian Weiss” (jejeje perdón por mi referencia POP pero pues es la verdad), y nunca me había interesado en leer algún libro de él, hasta que mi amiga Anahí me lo propuso como siguiente lectura de un club incipiente que no hemos podido lograr que cuaje.

Este libro es muy muy muy diferente a los que estoy acostumbrada a leer y ya quedará en cada uno de los lectores el enfoque que le quiera dar y la reflexión que le deje.

Brian Weiss es un reconocido psiquiatra que estudió en escuelas de prestigio tales como Columbia y Yale. Él mismo relata que siempre fue muy apegado al método “científico” donde los hechos deberían de tener siempre una explicación… hasta que llegó a su consultorio una paciente que cambió por completo su percepción de la vida.

Catherine, la paciente en cuestión, acudió a consultarlo ya que sufría de problemas de ansiedad, y muchos fobias que no encontraba su origen. Tenía miedo al agua, miedo a asfixiarse lo cual hacía prácticamente imposible que pudiera tragar una píldora; le asustaban los aviones, la obscuridad, la muerte. Sufría de insomnio y cuando lograba conciliar el sueño, éste era muy ligero por lo que se despertaba al poco tiempo. Mantenía una relación sentimental tóxica. En pocas palabras, era un manojo de nervios andando.

El psiquiatra comenzó a tratarla con terapias “tradicionales” consistentes en hallar el origen de todos sus miedos, de manera que se pudiera identificar algún patrón y poder atacar la raíz de sus problemas. También consideraba prescribirle medicamentos que le ayudaran a calmar su ansiedad, peeeero, recordemos que no podía pasarse las pastillas, por lo que esta opción era inviable.

Sin embargo, los meses transcurrían y Catherine no mejoraba, por lo que Brian sugirió probar con la hipnosis. Al principio ella estaba un poco renuente a utilizar dicha práctica pero finalmente aceptó. En la primera sesión, pudo recordar algunos momentos de su infancia que la marcaron y cuando Brian le pidió que retrocediera un poco más en el tiempo, es cuando comenzaron a surgir las “cosas raras”, ya que Catherine comenzó a detallar su vida pero en otro siglo y en otra región.

A partir de ese momento, en cada sesión Catherine relataba una de sus “vidas pasadas” y Brian pudo identificar que muchos de sus miedos provenían de traumas que había sufrido en “esas vidas”, ya que por ejemplo en una de ellas murió ahogada, en otra era piloto, en otra murió de una enfermedad tipo “lepra”, etc. Así, conforme Catherine revivía esos momentos, sus miedos en la “vida actual” se iban eliminando, lo que le permitió mejorar su entorno social y personal.

Asimismo, en cada sesión se manifestaba la voz de un “Maestro” quien transmitía a Brian lecciones sobre la razón por la que contamos con múltiples vidas y el porqué reencarnamos…

¿Qué le parece? Yo sé que suena muy fumado todo esto, sin embargo no es algo nuevo, ya que recordemos que dentro de algunas religiones como la budista, la reencarnación es un tema ya “tratado” y “calado”.

Como mencionaba al principio de esta reseña, ya es cuestión de cada lector el enfoque que quiera darle a este libro, habrá personas que creerán a pie juntillas en su relato y les hará reflexionar y mantener una discusión filosófica más profunda, y habrá quienes sólo lo vean como un interesante relato de ficción que se le ocurrió a un psiquiatra ocioso, por tal razón, me abstengo de otorgarle una calificación, esa ya dependerá de usted…

jueves, 12 de marzo de 2020

“Where the past begins” by Amy Tan



Le propongo un ejercicio mi estimado lector, piense en alguna canción, pintura, poema, novela, escultura o cualquier expresión artística que lo haya conmovido hasta los huesos, ¿listo? Ahora reflexione ¿qué siente cuando ve o escucha la obra que eligió? ¿Tristeza, alegría, amor? Por último imagínese el momento en el que el artista realizó esa obra, ¿cree que lo que usted siente es lo que realmente quería transmitir?

Además de la lectura, otra de mis pasiones es la música (escucharla, ya que en el piano sólo sé tocar “Las mañanitas” y de cantar ni hablamos que los perros empiezan a aullar con mi melodiosa voz), y cuando escucho una canción que me conmueve, pienso en lo maravilloso que es como artista poder trascender a través de su obra, y sobre todo poder transmitir esa emoción o sentimiento que lo inspiró para su creación.

En este libro, la autora expone momentos específicos de su vida de manera que conozcamos el contexto en el que su obra se ha ido desarrollando, la manera en la que su proceso creativo se lleva a cabo y los factores que la han inspirado para escribir.

Amy Tan nació en Estados Unidos de padres migrantes chinos. Tenía dos hermanos, uno más grande que ella y uno menor. Siendo adolescente, sufrió la pérdida en poco tiempo de su hermano mayor y de su papá, lo cual trajo un desequilibrio muy fuerte en su hogar sobre todo por la manera en la que su mamá enfrentó dichos acontecimientos.

Desde pequeña tuvo la facilidad para dibujar, pero eso no significaba que tuviera un talento innato para pintar, ya que dibujaba basándose en una imagen preestablecida, (como un pájaro o un gato), pero no contaba con la inspiración para mezclar técnicas, colores o plasmar algo producto de su imaginación… cosa contraria a lo que le pasaba con la escritura, de la cual cuenta que a veces hasta en sueños se manifestaban las historias de sus próximos libros.

Si usted ha leído “El Club de la buena estrella”, déjeme le platico que algunas historias de las que ahí se narran sucedieron en la vida real. Una de ellas y que se basó en su propia experiencia, es la de la niña que tomaba clases de piano más por imposición de la mamá que por gusto. Aunque a Amy no le disgustaba tanto, realmente no era algo que le apasionara, sin embargo, esto sirvió para afinar su oído y apreciar sobre todo la música clásica e instrumental, la cual además utiliza como fondo musical mientras escribe sus libros. Con respecto a ese tema, me sentí identificada con la forma en la que la música se convierte en parte esencial de su vida, ya que por ejemplo, comenta que uno de sus compositores favoritos es  Sergei Rachmaninoff, y que su obra predilecta es el “Concierto número 3”, y es tanta la emoción que siente al escucharlo, que escribió un pequeño relato basado en esta composición. Dentro del libro narra minuto a minuto de la duración del concierto, la trama de ese relato… ¡Wow! es maravilloso cómo puede unir esas dos pasiones de manera tan extraordinaria.

El libro me gustó mucho, aunque hubo algunos capítulos que me llegaron a aburrir, como uno donde profundizaba sobre su conocimiento en temas de lingüistica y otro donde transcribía los correos electrónicos que mantuvo con su editor mientras escribía el libro.

Mi calificación subjetiva:



martes, 3 de marzo de 2020

“Any dream will do” by Debbie Macomber



¿Se acuerda mi querido lector que le he mencionado en otras ocasiones que a veces elijo los libros que voy a leer sólo por la portada (sí, lo sé, nada racional de mi parte)? pues así elegí éste, sólo porque me gustó la foto que aparece en él, y bueno, el título también me inspiró… aunque la historia, pues… mmm…

Shay es una chica que trata de salir adelante dejando atrás un pasado un tanto tormentoso, primero al sufrir violencia y maltrato en su casa por parte de su papá, y después por parte de su novio delincuente y drogadicto que afortunadamente ya se encuentra preso.

Tratando de reconstruir su vida, Shay entra a trabajar a un banco y piensa en todo el mundo de posibilidades que se abriría ante ella. Peeero, resulta que su hermano Caden, que también es un delincuencillo la contacta para pedirle 5,000 USD, y le ruega que le ayude ya que si no consigue ese dinero lo matarán. Shay le contesta que no cuenta con esa cantidad, pero como Caden sabe dónde trabaja, le dice que puede “pedir prestado” ese dinero al banco y que él en unos días se lo devolvería y nadie se daría cuenta. Aunque Shay sabía que era una mala idea, también temía por la vida de su hermano, por lo que “tomó prestado” el dinero del banco ¿Y qué creen? pues que ya no supo nada de Caden y la metieron a la cárcel (¡No podía saberse!)

3 años permanece presa y cuando por fin sale de la cárcel, se encuentra con que no tiene dinero, ni amigos, ni un lugar a dónde llegar. El camión que la traslada desde la prisión a Seattle, la deja justo enfrente de una iglesia. En esa época del año, el frío en la ciudad es bastante extremo, por lo que decide entrar a la iglesia en lo que piensa en las alternativas que puede tomar.

Ahí adentro, se encuentra con el pastor Drew, quien hacía unos años se había quedado viudo y quien desde ese entonces había perdido la ilusión por muchas cosas, llegando incluso a afectar la relación con su comunidad. Drew se percata de la presencia de Shay y se acerca para ofrecerle su ayuda. Ella le explica su situación actual y el pastor la lleva a un “Centro comunitario” el cual estaba dirigido por un amigo suyo. El objetivo de este centro es tratar de rehabilitar física y mentalmente a las personas que ingresan en él, de manera que cuando terminen su programa y se “gradúen” puedan conseguir un trabajo y subsistir por su cuenta.

Shay es aceptada en el centro y durante los meses que permanece en él, tiene la oportunidad de conocer y convivir un poco más con Drew y sus hijos Mark y Sarah.

Así, el libro narra el camino que debe recorrer Shay para tratar de retomar el “buen camino”, ganarse la credibilidad de los demás y lidiar con lo que está comenzando a sentir por Drew…

El libro no está mal, pero el trasfondo religioso no me fascinó y definitivamente no hubiera sido mi elección si hubiera investigado un poco más de la historia que trataba.

Mi calificación subjetiva: