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lunes, 11 de noviembre de 2019

“La bailarina de Auschwitz” por Edith Eger



No sé usted mi querido lector, pero hasta el momento sólo había tenido la oportunidad de leer libros sobre el holocausto cuya trama tratara los momentos previos a ese terrible momento o que relataban justo esos días horribles en los campos de concentración, pero nunca había leído un libro que hablara sobre la forma en la que los sobrevivientes regresaban a sus casas, si es que las encontraban todavía de pie, o cómo intentaban reconstruir su vida después de todo lo sucedido… hasta que leí este libro.

Edith o Dicuka como la llamaban, pertenecía a una familia judía integrada por su mamá que era ama de casa, su papá que era sastre, su hermana mayor Magda y su hermana de en medio llamada Klara y que era considerada un prodigio por la forma en la que tocaba el violín. La familia vivía en una ciudad de Hungría que por los conflictos en la segunda guerra mundial, cambiaba de país acorde a las decisiones políticas del momento.

Edith era una muy buena bailarina de ballet ya que desde pequeña lo practicaba, además, entrenaba gimnasia artística, situación que la llevó incluso a CASI ser seleccionada para competir en los juegos olímpicos, sin embargo, debido a su origen judío, tuvo que ceder su lugar a otra participante.

Como he leído en muchas ocasiones, si bien el ambiente en los países en conflicto se tornaba bastante complicado, muchas familias judías no dimensionaron hasta dónde llegarían las acciones de Hitler, por lo que, aunque hubo momentos donde pudieron haber escapado a otro país, no lo consideraron tan necesario, hasta que fueron llevados a los campos de concentración…

Esto le sucedió a la familia de Edith, ya que aunque tuvieron que mudarse a una casa más pequeña debido a que se les cerraron muchas puertas, todavía consideraban “tolerable” esas circunstancias, hasta una madrugada que fueron trasladados con muchas otras familias hacia los campos de concentración.

Cuando llegaron a Auschwitz, tanto Edith como su hermana Magda fueron separadas de sus padres (cabe señalar que Klara se encontraba en Budapest estudiando, por esa razón no se encontraba con su familia en el momento en que fueron trasladados al campo de concentración).

Transcurrió todo un largo año de humillación, miedo, frío, enfermedad, trabajo forzado, miseria, cansancio, y justo cuando su cuerpo ya no podía aguantar más,  Edith y su hermana son salvadas por el ejército estadounidense.

Y aquí es donde viene lo bueno ¿Y ahora qué sigue? Ellas pudieron salvarse, pero ¿y su familia y amigos? ¿Podrán regresar a vivir a su casa? ¿Cómo reconstruir la vida que estuvieron a punto de perder?

Edith cuenta la historia de esta transición, y cómo ha podido superar el trauma de ese año en Auschwitz gracias a que estudió psicología y que mediante la terapia que ha impartido a sus pacientes, ella también ha podido poco a poco disipar esos malos momentos y perdonar, que creo que es lo más fuerte, a todas las personas que le hicieron daño.

Es un libro diferente, te hace ver desde otra perspectiva tus problemas (aunque la misma Edith dice que no puedes comparar traumas o problemas porque cada quién los vive y siente de manera diferente), y sobre todo tomar conciencia sobre la forma en la que reaccionamos a los obstáculos que nos pone la vida… (Y aquí puede comprarlo sin salir de su casa)

Mi calificación subjetiva:



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