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viernes, 25 de septiembre de 2020

“Endurance” by Scott Kelly

 

Y en otro capítulo de “La eterna ignorancia de su bloggera favorita”, gracias a este libro me di cuenta de lo poco que sabía de la carrera aeroespacial, porque conocía lo básico: el hombre había llegado a la Luna, algunas misiones habían tenido finales trágicos, existía una Estación Espacial, se está trabajando en una expedición a Marte… y pues ya. Gracias a que mi crío mayor ha mencionado en reiteradas ocasiones que de grande quiere ser astronauta, es como me ha nacido la inquietud de conocer más sobre el tema. De hecho leímos juntos el libro “El niño que tocó las estrellas” donde José Hernández, el astronauta mexicano, narra cómo desde pequeño soñó con ser astronauta y aunque la NASA lo rechazó más de 10 veces, no se rindió y por fin ¡Lo logró!

Este libro me llamó la atención, primero por el título: “Endurance” o “Resistencia” en nuestro idioma, y creo que ha sido la palabra que ha definido estos últimos meses, porque aunque uno trate de ser optimista, cada tercer día amanezco con ganas de salir a comprar cigarros… y no regresar. En el caso de Scott Kelly, el título se refiere a resistir casi 1 año viviendo en el espacio, cuestión que hasta ese momento, ningún astronauta había logrado. Y en segundo lugar, decidí leerlo para saciar mi curiosidad sobre los detalles del día a día de un astronauta en el espacio, y así estar preparada sobre qué suministros ponerle en su mochila al crío (Jejeje, uno nunca sabe).

El libro narra al mismo tiempo la aventura del año en el espacio de Scott Kelly y su historia de cómo llegó a ser astronauta. No sé usted mi estimado lector, pero yo siempre me he imaginado que todas las personas que trabajan en la NASA fueron Nerds toda su vida (y al crío le cuesta aprenderse las tablas de multiplicación ¡Ouch!), peeeero gracias a la historia de Scott, sabemos que no es del todo cierto. Resulta que el mismo Kelly narra que siempre fue muy malo en la escuela, no se concentraba, no había nada que le interesara y lo que le gustaba era ser intrépido junto con su hermano gemelo, Mark. Pero, su hermano sí enderezó el camino a tiempo, lo que le permitió entrar a una Academia Militar cuando se graduó de la preparatoria. Por el contrario, Scott durante la adolescencia entró a trabajar de paramédico y creyó haber encontrado su vocación en el campo de la medicina, por lo que entró a estudiar esa carrera. Sin embargo, las clases seguían siendo aburridas, no lograban atraer su atención, hasta que un día sin querer descubrió un libro llamado “The Right Stuff” (¿Ven la importancia de los libros?), el cual narraba sobre los inicios de la carrera aeroespacial y las habilidades que debían de contar los pilotos que eventualmente se convertirían en astronautas. Como Scott lo menciona, es como si hubiera escuchado “una voz” que le decía que se era su camino, así que decidió emular los pasos de su hermano Mark e ingresar a una escuela militar para convertirse en piloto y eventualmente aplicar a la NASA. Sin embargo, con sus calificaciones mediocres y su puntuación “para llorar” en el examen de aptitudes, muchas puertas se cerraron, por lo que decidió el siguiente semestre de su carrera elegir materias que lo retaran mentalmente y aplicarse en el estudio. Es ahí que se dio cuenta que concentrándose en los temas y “quemándose las pestañas” podía lograr buenas calificaciones. Así, pudo ingresar a una renombrada, aunque pequeña, Academia Militar, y aunque la disciplina marcial sabemos que es cosa seria, él tenía un propósito en la vida, y no se iba a dejar mermar por novatadas ni por gritos de sus maestros (y hoy sabemos que lo logró).

Por otra parte, Scott narra las vicisitudes que sufrió durante el año que estuvo en el espacio, desde las extrañas cábalas que tienen los astronautas previo a un viaje, hasta cuestiones que ahorita que las leí suenan lógicas pero que no sabía al respecto, como que la orina es filtrada para obtener agua potable y así puedan mantenerse hidratados (y es que Bonafont todavía no tiene ruta para la Estación Internacional Espacial jajajaja, ok no).

La forma en la que Scott describe la cotidianeidad espacial, es tan clara, que a veces sentía que flotaba (o tal vez era el vértigo por la edad, no lo sé). Detalles tan simples como el uso exagerado de velcro en la estación para que las herramientas, accesorios y demás suministros no anduvieran flotando por ahí, ahora lo veo como básico. Aprendí sobre la existencia de una máquina que ayuda a convertir el dióxido de carbono en oxígeno y las repercusiones que tienen los tripulantes cuando llega a fallar. La preparación que significa realizar una caminata espacial y todos los riesgos que esto implica, resulta estresante y a la vez emocionante cuando es exitosa. La pérdida de provisiones que son enviadas desde la Tierra debido a fallas en la nave que las transportaba hace que uno sude la gota gorda… en fin.

En verdad, me encantó el libro, hasta ganas me dieron de ser astronauta, pero al menos que la NASA lance un proyecto para estudiar “la senectud en el espacio y el impacto en el futuro de la humanidad ante un eventual exilio terrestre”, lo veo difícil. De hecho, la idea de que Scott permaneciera tanto tiempo en el espacio era para analizar las repercusiones que ésto tendría en su cuerpo, de manera que se pudieran tomar provisiones para una eventual expedición a Marte, ya que sabemos que el viaje hasta el planeta rojo requiere de más de un año en el espacio (por cierto, si le interesa todo este tema, vea la serie “Away” en Netflix, ya que habla sobre la misión a Marte y en donde muchas de las cosas que Scott describe en su libro, las podemos ver al menos a través de la pantalla chica).

Considero que es un libro que vale mucho la pena leer, y que nos demuestra que si tenemos bien definido nuestro propósito, no queda más que trabajar en ello hasta alcanzarlo, aún cuando las circunstancias no sean siempre favorables.

Mi calificación subjetiva:



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