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jueves, 17 de septiembre de 2020

“Sentimental Journey” by Jill Barnett




Este para mí siempre será conocido como el “libro de 1 dólar”, y es que eso fue lo que pagué en Kindle por su descarga. Como ya le había comentado mi estimado lector, estoy inscrita al newsletter de Bookbub, donde me envían todos los días ofertas disponibles en libros electrónicos. Pues uno de esos días, vi esta oferta, y en lo que me fijo antes de comprar un libro es en el precio original, porque he encontrado libros cuyo precio estaba en 12 USD y con descuento los he conseguido en 2 ó 3 dólares. Por lo regular, aquéllos cuyo precio sin descuento es menor a 10 USD, no los compro porque eso significa que no son muy populares (ya ve como es esto de la oferta y la demanda), peeeero me decidí en comprar “Sentimental Journey” porque tenía buenos comentarios hechos por la mismísima Kristin Hannah, la escritora de “El Ruiseñor”, entonces me dije a mí misma “Mí misma, si a ella le gustó, no debe estar mal” y no me arrepiento de haberlo hecho…

El libro narra diferentes historias que aparentemente no están ligadas entre sí, pero que eventualmente encuentran su conexión.

Año 1941. Estados Unidos. Segunda Guerra Mundial. J.R. Cassidy es un guapo y seductor capitán del ejército de Estados Unidos, a quien le es encomendado una importante misión: rescatar a Kitty Kincaid, la hija de un científico que trabajaba para el gobierno estadounidense y cuyo secuestro a manos de los alemanes, era una forma de persuadir a su papá para que colaborara con ellos. Kitty se encontraba encerrada en una prisión en las montañas de Marruecos, por lo que Cassidy tendría que volar hasta allá para rescatarla y traerla de vuelta a Estados Unidos. El comandante que le encargó tan importante tarea, y cuya esposa se rumoraba tuvo un amorío con J.R., en venganza, se le olvidó decirle un pequeño detalle: Kitty contaba con una discapacidad, y por tal razón, eso traería consigo vicisitudes extras en su rescate. J.R. se dio cuenta de tal peculiaridad cuando había ya entrado a la celda en donde se encontraba presa, sin embargo, ésto en vez de ser un lastre en la misión, resultó ser una ventaja.

Año 1940. Inglaterra. El piloto de la Royal Air Force: George “Skip” Inskip, se encontraba un poco decepcionado de su participación en el conflicto bélico, ya que lo único que había hecho hasta el momento era probar las aeronaves que utilizaría la fuerza aérea y verificar que todo funcionaba como se esperaba. George era un joven adinerado y casado con su novia de toda la vida: Greer. Frecuentemente le otorgaban permiso en sus misiones para regresar a su casa en Londres unos días. En una de esas ocasiones, su esposa lo recibió muy contenta ya que, debido al racionamiento de comida, no tenían acceso a muchas opciones de alimentos, pero ella había conseguido unos huevos para cocinarle a su amado esposo (es muy chistoso cómo esas pequeños detalles que damos por sentado, cobran importancia en momentos críticos… actualmente aparentemente lo importante durante la pandemia era contar con papel higiénico… pero esa es otra historia jajaja). Sin embargo, el omelette que había pensado preparar Greer a Skip debería de aguantar un tiempo más, ya que George fue llamado de vuelta por la RAF, ya que ahora sí iba en serio su papel de piloto para defender a su país de los alemanes. La nueva misión de Skip lo ponía en la nada agradable situación de “Matar personas”, ya que aunque él trataba de derribar aviones enemigos de manera que los pilotos pudieran escapar, no siempre lo lograba, por lo que esa sensación de “ser un asesino” provocaba que cada vez que bajara del avión tuviera que vaciar su estómago…

Año 1932. Texas. “Red” Walker era un niño de 12 años que ayudaba a sus papás en la gasolinería que manejaban en un pequeño pueblo llamado Acme. Un buen día, cuando sólo se encontraban él y su mamá atendiendo el negocio, llegó un hombre en un flamante carro “nuevecito de paquete” que los dejó a ambos boquiabiertos. Red despachó la gasolina al desconocido mientras que su mamá, Diana Rae, platicaba muy alegremente con él. El caballero se ofreció a llevar a Diana a su trabajo, y ese fue el último día en que Red supo de ella, ya que unos días después recibió una postal de su mamá desde Dallas, y su papá recibió un paquete con los papeles de divorcio. A los pocos años, su padre falleció, dejando solos a él y a su hermana mayor. Red se hizo cargo entonces de la estación de gasolina, mientras que su hermana se casó. Años después, una tarde que se aproximaba un tornado en el pueblo, un pequeño avión que tuvo que aterrizar de emergencia, casi se estrella con la estación de gasolina. Red siempre había sentido fascinación por los aviones, así que era un verdadero acontecimiento ver uno tan cerca aún en aquellas circunstancias, pero lo que más le sorprendió era percatarse que el piloto era una mujer. Charley Morrison era hija de un piloto, diseñador y desarrollador de aviones, así que desde pequeña estaba familiarizada con el mundo de la aviación. En esta ocasión estaba trabajando para el gobierno de Estados Unidos verificado las casas o edificios que pudieran marcarse de manera que sirvieran de guías para los pilotos. Debido al cambio repentino en el clima, es que tuvo que aterrizar con tanta premura casi causando un accidente que pudo haber tenido consecuencias fatales. Red la hospedó por una noche, y cuando ella se marchó, se quedó triste al pensar que su vida era tan aburrida y sin nada emocionante, porque su destino había sido ser despachador y no podía hacer nada al respecto… ¿o sí?

Como comentaba al principio, estas historias eventualmente convergen, resultando con ello un relato emocionante y difícil de dejar a un lado… y el final ¡uff!, me sacó una lagrimita. Si el tema de la Segunda Guerra Mundial le gusta, NO DEBE PERDER LA OPORTUNIDAD DE LEER ESTE LIBRO.

Mi calificación subjetiva:



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